71 | El ardor de la traición

6 de abril de 2021

Claire

—Ve a encontrarte con tu padre, él te está esperando en su estudio desde hace mucho —me dijo con el ceño fruncido.

—No creo que deba involucrarme demasiado en temas que les corresponden a los adultos. Esto es un problema que ustedes tienen con mi hermano, y él me ha dicho que no debo responder por él ya que eso no me corresponde. Entonces mi última respuesta es que no pienso decir nada en lo absoluto.

—Nosotros somos tus padres y estás obligada a respondernos todo lo que te preguntemos. Quería que hablaras conmigo, que soy un poco más blanda que tu padre, pero en vista de que no has querido hacerlo tendrás que hablar con tu padre. Ve a verlo rápido, sabes que no le gusta esperar.

—Supongo que no tengo opción —respondí sin más mientras me ponía de pie y me dirigía al estudio de mi padre.

Sabía bastante bien que la situación podía salirse de control pues mi supuesto padre es un hombre difícil, sin embargo, solo espero que no sea muy duro conmigo.

—Me has hecho esperar demasiado —murmuró apenas me tuvo frente a sus ojos. Con rapidez cerró la puerta detrás de mí. —Siéntate pronto, que la paciencia se me está acabando.

—Buenas noches padre —saludé.

—Claire, parece que al fin tu ausencia se ha terminado —en cuanto mi mirada se conectó con la suya, un escalofrió me recorrió el cuerpo entero. Algo no andaba bien. —Tu madre decidió darte una oportunidad para que hablaras con ella, no obstante, parece que has declinado su amable oferta...Y eso significa que no habrá más amabilidad de nuestra parte para ti.

—Te diré lo mismo que le dije a mi madre; no pienso decir nada en lo absoluto porque esto es algo que no me corresponde a mí.

—Es algo que te corresponde a ti más que a nadie Claire. Podrás engañar a tu madre, pero, conmigo no podrás hacerlo. No soy un tonto, sé bien que ya sabes que los Alderidge son tu verdadera familia, que esa mujer de Giselle Alderidge es tu hermana mayor y que fuiste robada por nosotros cuando eras tan solo una bebé debido a que teníamos una herencia que cobrar.

—Fue Priscilla quien me dijo en un inicio que ustedes no eran mis padres de sangre, por lo que si buscan culpables... ¿Qué tal si culpamos a Priscilla por ayudarme a descubrir la verdad? —Decidí contraatacarlo. Estoy segura que fue la esposa de mi hermano quien habló con ellos sobre lo que está sucediendo.

—De Priscilla ya me encargo yo, así que poco me importa quien inició con todo esto. Sé que las intenciones de tu queridísima hermana Giselle conmigo no son buenas, y no la culpo porque he sido un gran hijo de puta con su familia. Solo que ella no va a poder conmigo tan fácil, es que ella no va a poder ganarme solo porque sí...Para ser mejor que yo, tendría que volver a nacer.

—No me interesa escuchar a tu ego hablando, tampoco busco escuchar excusas del porqué hicieron todo lo que hicieron. Nada más quiero que seas directo conmigo y me digas qué pretendes al citarme aquí.

—Vas a decirme todo lo que sabes, en lo absoluto...Empezando por contarme los planes de Giselle, quiero que me digas todo lo que sabes.

—¿Y qué pasaría si no quiero decirlo? —Farfullé, por fuera intentaba hacerme la dura, aunque por dentro me estaban matando los nervios.

Con un rápido movimiento buscó algo en el bolsillo de su traje.

El corazón me dio un vuelco en cuanto vi de que se trataba.

Mi padre colocó una pistola frente a mí.

Observé con miedo el arma que yacía sobre el escritorio de madera.

—Te lo voy a hacer fácil, hija mía —sentenció—. Abres la boca o Giselle se muere.

Mi cuerpo comenzó a temblar al escuchar su amenaza.

He sido consciente toda mi vida del poco corazón de mi padre, sin embargo, nunca creí que iba a escucharlo decir algo como eso. Si fue capaz de negarme una vida que me pertenecía por ley, no llegué a imaginar que iba a querer quitármela una vez más.

—No tengo mucho tiempo para esperar una respuesta. O hablas o se muere tu querida hermanita, es tan fácil como eso.

—Giselle...Giselle...—intenté hablar mientras mi ritmo cardíaco se aceleraba con cada segundo que pasaba. —Giselle está aquí para encontrarse con mi hermano, por supuesto debes saber su historia de amor. Lo único que ella deseaba es volver a verlo y conocerme, claro está.

Traté de mentirle.

Sé que me estaba amenazando con la vida de mi hermana, aun así, no sabía si era peor mentir o decir la verdad.

—Ella no está en Londres solo para verte y retomar su patética relación con James —me dijo con enojo, de pronto tomó la pistola entre sus dedos y la apuntó a mi frente—. Si no te importa la vida de tu hermana, supondré que sí te importa la tuya así que volveré a planteártelo...O abres la boca o tu hermana y tú se mueren.

Asentí con lágrimas en los ojos.

¿Cómo él hombre que fingió ser mi padre durante dieciséis años está amenazando con matarme ahora mismo?

—Ella busca venganza...Quiere vengarse de ustedes.

—¿Y te ha dicho que planea hacer?

—Solo que James va a apoyarla en todos los asuntos legales que tiene pendientes. No me ha dado mayores detalles al respecto.

—Imagino que ella se está hospedando en casa de tu hermano...Luego de fingir que era una simple niñera, es una maldita cínica.

—Sí...Ella se está quedando en casa de mi hermano.

—¿Y los Alderidge? ¿Siguen en Estados Unidos o han tenido la valentía de volver a Estados Unidos después de haber huido como un par de ratas de alcantarilla? —Se rió. Fue entonces que pude ver la maldad que existía en su alma y que se reflejaba en sus ojos carentes de brillo.

—Solo los vi cuando fuimos a Estados Unidos, ellos no planean regresar. Al contrario, buscan conseguir mi custodia legal y que me mude con ellos en un futuro cercano. —Nada me dolía más que tener que decirle todo, pero, en esta ocasión no me quedaba más opción.

—Obtendrán tu custodia sobre mi cadáver... ¿Sabes lo que representaría que mis padres se enteren que no eres nuestra hija de sangre? Mi padre me quitaría todo lo que heredé al reconocerte como mi hija, no pienso perder ni un centavo de mi fortuna y mucho menos voy a darles el gusto a los imbéciles de los Alderidge.