84 | Juntos lo podemos todo

14 de abril de 2021

Giselle

El salón de la casa de mis padres estaba tranquilo, como siempre, con los muebles bien ordenados y la luz suave que se filtraba a través de las ventanas. No había una ocasión especial, al menos no al principio, pero todo estaba a punto de cambiar. Había algo en el aire, como si todos presintieran que lo que estábamos por decir iba a ser... diferente.

James estaba a mi lado, su mano apretada sobre la mía. Estábamos rodeados de mis padres, que se veían expectantes, y de Andrew, el hermano menor de James, que miraba con una mezcla de curiosidad y una ligera sonrisa, como si supiera que algo grande estaba por suceder. Camila, la novia de Andrew, estaba sentada cerca de él, con sus ojos brillando de interés, y Claire, la unión más importante entre nuestras familias, observaba en silencio.

Estaba nerviosa, pero también decidida. Sabía que este momento iba a marcar un antes y un después para todos nosotros, y no había vuelta atrás. Tomé una respiración profunda, y antes de que pudiera decir nada, James me miró, como dándome el visto bueno para que empezara.

—Papá, mamá —dije, sintiendo cómo las palabras me salían un poco más rápido de lo que había planeado—, James y yo tenemos algo importante que contarles.

Mis padres se miraron entre sí, y mi madre frunció el ceño ligeramente, como si estuviera intentando adivinar lo que estábamos a punto de revelar. James apretó mi mano con más fuerza, y en sus ojos vi una mezcla de ansiedad y determinación. Era el momento de dar un paso adelante.

—Estamos esperando un bebé —dijo él, sin rodeos, mirando directamente a mi madre y luego a mi padre.

Hubo un breve silencio, un par de segundos que parecieron eternos, y luego mi madre soltó un pequeño grito de sorpresa, levantándose del sofá para acercarse rápidamente a mí.

—¡Un bebé! —exclamó, sonriendo de oreja a oreja, sus manos temblando mientras me tomaba las mías—. ¡Qué maravilla, hija! ¡Eso es... eso es maravilloso!

Mi padre, aunque más callado, asintió con una sonrisa genuina, sus ojos brillando de una forma cálida y suave. Pude ver que estaban felices, aunque también un poco sorprendidos. No era una noticia que esperaran, pero se veían contentos. Al menos, mi madre lo estaba, y mi padre no podía evitar mostrar su apoyo de una manera tranquila, como siempre.

Pero antes de que pudiera respirar tranquila, James dio un paso adelante y añadió algo que cambió la atmósfera.

—Y no solo eso —dijo, su tono más serio—. También tenemos planes para casarnos. En cuanto Priscilla firme el divorcio.

El ambiente en la sala cambió instantáneamente. El entusiasmo de mi madre se desvaneció un poco y, por un momento, el aire se volvió más denso. Los ojos de Claire se abrieron un poco, y Andrew frunció el ceño, mirando a James con cierta intriga.

Mi madre parpadeó varias veces, claramente tomando un momento para procesarlo, mientras mi padre, que siempre había sido más reservado, guardaba silencio. Andrew, por otro lado, parecía haber estado esperando algo así. Alzó las cejas y se cruzó de brazos, observando a su hermano.

Esto debería haber pasado hace tantísimos años. Aún así, estoy muy agradecida con la vida por haberme dado una segunda oportunidad de ser feliz con el hombre al que realmente he amado desde que tengo memoria.

—Eso suena... complicado —dijo Andrew, con un tono que no sonaba a reproche, sino a la simple verdad. Sabía que el divorcio de Priscilla no había sido algo fácil para James, ni para nadie que lo hubiera presenciado.

Claire, que se había quedado en silencio hasta ese momento, dejó escapar un suspiro suave.

—Es un paso grande —comentó, su voz tranquila, pero con un toque de preocupación—. ¿Estás segura, Giselle? No es solo por el bebé, ¿verdad?

La mirada de Claire fue firme, pero no dura. Quería asegurar que todo esto era algo que ambos queríamos de verdad, y no solo un impulso por las circunstancias.

Yo asentí, con un poco de nerviosismo, pero segura de lo que estaba diciendo. James y yo habíamos hablado de esto más veces de las que quería recordar. Sabíamos que había dificultades, que las sombras del pasado aún nos perseguían, pero la realidad era que no quería esperar más.

—Sí, estoy segura. No es solo por el bebé, Claire —respondí, buscando en sus ojos la misma certeza que sentía en mi pecho. Algo se había encendido dentro de mí desde que supe que íbamos a ser padres. Lo que había entre James y yo era real, no una mera reacción a un accidente o a la presión de las circunstancias.

Mi madre, por fin, rompió el silencio.

—Bueno, si están decididos, yo los apoyo —dijo con suavidad, abrazándome de nuevo, aunque con un aire de duda en su voz. Sabía que no iba a ser fácil. Nadie podía asegurar que las cosas fueran a salir bien, pero estaba dispuesta a darme el beneficio de la duda, como siempre.

Mi padre también sonrió, aunque no se acercó tanto como mi madre. Era su manera de decir que estaba ahí, pero sin necesidad de hacer un espectáculo. Mi familia era así, práctica y reservada, pero podía sentir el amor de fondo.

Andrew, después de un largo momento de reflexión, finalmente habló, pero con una sonrisa en los labios.

—Bueno, parece que James por fin va a ser un hombre casado con la mujer a la que ha amado toda su vida, ¿eh? —dijo, bromeando un poco, pero con una luz de aprobación en sus ojos. Sabía que su hermano estaba haciendo lo correcto, aunque las circunstancias fueran complicadas.

—Al fin vamos a hacer realidad cada uno de nuestros sueños, este es solo el comienzo. Te prometo que vamos a estar bien amor mío. —James murmuró en mi oído y asentí.

Camila también sonrió, con una expresión cálida. Podía ver que, aunque las cosas no eran simples, al menos había sinceridad en todo lo que estábamos diciendo.

La conversación continuó, pero en mi mente aún resonaba esa idea: íbamos a ser una familia. James, yo y el bebé que esperábamos. La incertidumbre del futuro seguía presente, pero por primera vez en mucho tiempo, sentí que todo encajaba, que íbamos a salir adelante juntos.