Bizcocho de pasa y nueces

(Las historias de Raúl 2)

El bizcocho con nueces y pasas era el más odiado de todos los postres en la familia de Raúl.

Sus tíos lo aborrecían. Sus padres buscaban cualquier pretexto para librarse de probarlo. Su hermana reprimía una mueca cada vez que alguien se lo ofrecía. Y sus primos pequeños directamente se negaban a comerlo.

Raúl se preguntaba entonces, por qué su abuela seguía preparando ese bizcocho cada domingo para la comida familiar, y su abuela, tan sabia como solo ella podía ser, le contestaba lo siguiente:

"Porque a ti y a mí nos gusta. No vamos a quedarnos sin él solo porque al resto no, ¿no crees?"

Entonces, se reía ante la mirada incrédula de su nieto y le daba el siguiente consejo:

"No podemos permitir que las opiniones y los gustos de los demás nos limiten y nos impidan disfrutar de aquello que para nosotros es un pequeño trozo de felicidad."