Capítulo 8: Los Ecos de la Traición

La luna brillaba con una intensidad desconocida en el cielo, como si las estrellas mismas estuvieran presenciando lo que ocurría en la tierra. La noche parecía tener un aire sombrío, como si presagiara un futuro incierto para Aurelia.

Después de su conversación con Kael, los días pasaron con una velocidad inquietante. Las cosas parecían cambiar, pero solo en la superficie. Aurelia, por primera vez en años, se encontraba cuestionando cada una de sus decisiones. Cada paso que daba le parecía más incierto que el anterior, y aunque Kael le ofreció su ayuda, su sombra seguía acechándola, recordándole constantemente el precio que tendría que pagar.

Aurelia no podía escapar de los ecos de su pasado. El dolor de la traición seguía intacto, y aunque Kael parecía tener buenas intenciones, ¿podía realmente confiar en él? ¿O estaba simplemente buscando una nueva manera de ser manipulada?

Ese pensamiento la atormentaba mientras caminaba por los pasillos del castillo, los ecos de sus botas resonando contra las frías paredes de piedra. La constante amenaza de que la traición estaba a la vuelta de la esquina la mantenía alerta, pero también, algo dentro de ella deseaba creer en la posibilidad de un futuro diferente.Ese pensamiento la atormentaba mientras caminaba por los pasillos del castillo, los ecos de sus botas resonando contra las frías paredes de piedra. La constante amenaza de que la traición estaba a la vuelta de la esquina la mantenía alerta, pero también, algo dentro de ella deseaba creer en la posibilidad de un futuro diferente.

Fue en ese momento cuando lo vio.Fue en ese momento cuando lo vio.

Kael se encontraba en el jardín, rodeado de sombras, pero su figura se destacaba con una presencia tan fuerte como una tormenta. Él siempre parecía tener el poder de cambiar el ambiente a su alrededor, haciendo que todo lo que tocaba se viera... diferente. De alguna manera, más intenso.Kael se encontraba en el jardín, rodeado de sombras, pero su figura se destacaba con una presencia tan fuerte como una tormenta. Él siempre parecía tener el poder de cambiar el ambiente a su alrededor, haciendo que todo lo que tocaba se viera... diferente. De alguna manera, más intenso.

Aurelia lo observó desde la distancia, sintiendo una mezcla de admiración y temor. ¿Qué quería él realmente? Cada vez que creía entenderlo, él daba un paso hacia el misterio, dejándola más confundida que antes.Aurelia lo observó desde la distancia, sintiendo una mezcla de admiración y temor. ¿Qué quería él realmente? Cada vez que creía entenderlo, él daba un paso hacia el misterio, dejándola más confundida que antes.

Se acercó a él, sus pasos vacilantes, pero su determinación era más fuerte que nunca. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, Kael levantó la vista, sus ojos oscilando entre la calma y una intensidad que era difícil de ignorar.Se acercó a él, sus pasos vacilantes, pero su determinación era más fuerte que nunca. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, Kael levantó la vista, sus ojos oscilando entre la calma y una intensidad que era difícil de ignorar.

"¿Qué quieres de mí, Kael?" Preguntó Aurelia, su voz temblorosa, pero llena de firmeza. Había llegado el momento de enfrentarse a sus dudas."¿Qué quieres de mí, Kael?" Preguntó Aurelia, su voz temblorosa, pero llena de firmeza. Había llegado el momento de enfrentarse a sus dudas.

Kael la miró por un largo momento, sus labios apenas curvados en una sonrisa que no alcanzaba a llegar a sus ojos. "Lo que quiero... es lo mismo que tú, Aurelia. Libertad. Pero, también quiero que veas que hay otro camino. No todo es venganza, no todo es oscuridad."Kael la miró por un largo momento, sus labios apenas curvados en una sonrisa que no alcanzaba a llegar a sus ojos. "Lo que quiero... es lo mismo que tú, Aurelia. Libertad. Pero, también quiero que veas que hay otro camino. No todo es venganza, no todo es oscuridad."

Aurelia lo observó, buscando algo en sus ojos, algo que confirmara que realmente lo entendía. Pero lo único que encontró fue el reflejo de sus propios miedos, de sus propios deseos.Aurelia lo observó, buscando algo en sus ojos, algo que confirmara que realmente lo entendía. Pero lo único que encontró fue el reflejo de sus propios miedos, de sus propios deseos.

"No sé si puedo dejar ir todo lo que me ha definido hasta ahora." Sus palabras fueron susurradas, casi como un suspiro de rendición. La verdad era que, aunque quería creer en él, algo dentro de ella la retenía."No sé si puedo dejar ir todo lo que me ha definido hasta ahora." Sus palabras fueron susurradas, casi como un suspiro de rendición. La verdad era que, aunque quería creer en él, algo dentro de ella la retenía.

Kael dio un paso hacia ella, su presencia abrumadora, como siempre lo hacía. "Aurelia... yo te he jurado lealtad, pero no esperes que eso sea suficiente para sanar las cicatrices que cargas. Eso solo lo podrás hacer tú."Kael dio un paso hacia ella, su presencia abrumadora, como siempre lo hacía. "Aurelia... yo te he jurado lealtad, pero no esperes que eso sea suficiente para sanar las cicatrices que cargas. Eso solo lo podrás hacer tú."

Esas palabras lo cambiaron todo. Sanar las cicatrices.Esas palabras lo cambiaron todo. Sanar las cicatrices.

Por primera vez, Aurelia se sintió confrontada por su propio dolor. Era fácil culpar a los demás, aferrarse a la venganza como una forma de justicia. Pero... ¿realmente sanaría algo con más dolor?Por primera vez, Aurelia se sintió confrontada por su propio dolor. Era fácil culpar a los demás, aferrarse a la venganza como una forma de justicia. Pero... ¿realmente sanaría algo con más dolor?

Un grito lejano interrumpió sus pensamientos. No era un grito cualquiera. Era el grito de alguien en peligro, alguien que estaba siendo atacado. El sonido cortó el aire como un cuchillo, llenando el jardín con un silencio helado.Un grito lejano interrumpió sus pensamientos. No era un grito cualquiera. Era el grito de alguien en peligro, alguien que estaba siendo atacado. El sonido cortó el aire como un cuchillo, llenando el jardín con un silencio helado.