¡Qué dolor!

No todos los recuerdos son buenos, a veces hay recuerdos no tan lindos pero que son recuerdos al fin ¿no?

Pues es este el caso, un recuerdo doloroso. A mi siempre me gustó ayudar a mi padre, siempre andaba atrás de él preguntándole en qué lo podía ayudar. A él le gustaba que yo le acompañara y le ayudara.

Un día de otoño, después del mediodía, papá se dispuso a cortar leña para la cocina a leña. Mientras mi hermana y yo, estábamos jugando a la escondida en el patio de la casa. De pronto, todos observamos que se aproximaba una tormenta. Papá comenzó a entrar la leña para el galpón, antes de que comenzara a llover.

Obviamente, ahí fuimos con mi hermana a ayudar. Estábamos todos apurados, porque las nubes negras se aproximaban rápidamente. La puerta del galpón, al que estábamos llevando la leña era de chapa y muy grande, al menos, para mi tamaño era muy grande. 

De pronto, cuando llevaba unas astillas en la mano, se me cae una de ellas en la entrada del galpón.Cuando me agacho a levantarla , si bien la puerta estaba abierta, una ráfaga de viento hizo que violentamente se viniera hacia mi.

La puerta golpeó ´fuertemente en mi rostro. Después de ahí, sólo recuerdo gritos de mi padre, mi hermana llorando y mi madre corriendo asustada hacia mi. Una esquina de la chapa de la puerta estaba doblada y me había realizado un corte profundo en el rostro, en una de las mejillas. 

De inmediato, mis padres me llevaron al médico, el que me hizo una sutura de la herida, dejándome una cicatriz que tendré el resto de mi vida. Fue un accidente con suerte decía el médico, mientras yo pensaba, suerte para él que no le pasó nada. 

Y bueno...esto pasa por ayudar . Más vale que te pase algo trabajando y no, por no hacer nada. Fue muy doloroso, pero me pude recuperar con el transcurrir de los días.