Malas decisiones

Cuando comenzaba 3° año de Magisterio, sabía que el año iba a ser más complicado que los anteriores. Debía realizar el instituto por la mañana y de tarde, debía ir a hacer la práctica a un lugar más lejano, lo que me iba a implicar llegar más tarde a la ciudad dónde mis padres estaban alquilando.

Fue así, como una "compañera" que estaba estudiando conmigo, me dijo que en su pensión había un lugar, pues una compañera dejaba de estudiar. Fuimos a hablar con la señora de la pensión, y mis padres acordaron con ella que yo me quedaría allí ese año.

La señora era muy amable, me fue enseñando todo lo de la casa. El problema estuvo en mi "compañera" de pensión, que no le gustaba que yo me levantara temprano a estudiar. Ella podía hacer desorden y ruido hasta la medianoche y a mi me gustaba acostarme temprano, y al otro con la mente despejada, hacer los deberes que tenía que hacer.

La cuestión fue que la otra compañera se fue de la pensión, sin decirme una palabra. Se fue a vivir con otras chicas a otra pensión. Yo me enteré por la señora, dueña de la pensión, que ella se había ido por mi culpa, según sus propias palabras.

Cuando me enteré la increpé y le pregunté por qué si yo le molestaba no me lo había dicho, así era yo la que me iba. Y la cínica, me contestó que no, que en realidad fue un pretexto para irse de la pensión porque no aguantaba más a la señora, que era muy metida. Realmente, ese año descubrí lo que es una "falsa compañera, maestra además", cómo pudo haber mentido y no haber hablado con la señora con la verdad. Pues, yo me aguanté y no le dije la verdad a la señora, porque me pareció que era hacerla sentir mal.

Ese año, lo completé en la pensión de esa señora para hacerle compañía y no se quedara sola; pero, al año siguiente volví a la casa que me habían alquilado mis padres dos años. Allí me sentía muy bien, y tenía mi propio espacio, donde nadie pudiera decir que yo estaba molestando.