No le contamos a nuestros padres

Ese era el penúltimo día de nuestra penitencia. Los demás niños de la escuela, estaban muy enojados porque sabían que ni mi hermana ni yo éramos las responsables de la pinchadura de la rueda de la bicicleta de Martha.

Cuando llegamos a la escuela, había dos padres que nosotros no conocíamos,Estaban hablando con la directora y nos señalaban a nosotras. Nos miramos con mi hermana y ambas pensamos lo mismo: ¿ahora qué hicimos?

Al ingresar a clases, la directora entró muy seria y pidió que todos los niños vinieran para nuestro salón. Era obvio que algo serio había para hablar. Comenzó diciendo que a veces las personas se equivocan y bla, bla, bla. 

De pronto, miró fíjamente a Martha y pidió que pasara al frente. Fue ahí cuando pensé, ésta ahora nos va a echar la culpa de otra cosa. -Por qué culpaste a Rosana de la pinchadura de tu bicicleta?¿Cómo supiste que era ella?, fueron las preguntas de la directora. Cuando Martha iba a abrir la boca para hablar, inmediatamente la directora le dijo fuertemente: -Mentiste. 

-¡Tu bici, nunca se pinchó!, tú la desinflaste a propósito para culpar a Rosana, Estuvo una semana sin recreo una compañera que nunca hizo nada, porque tú misma le colocaste una aguja para acusarla. Y agregó la directora: -Tuvo que venir una familia a contarme lo que estaba sucediendo, porque yo creí que me habías dicho la verdad.

¿Qué tristeza que tengo!, agregó la directora. Son dos compañeras nuevas en la escuela y las estuvimos acusando de algo que no hicieron. Ahí fue, cuando nos pusimos a llorar con mi hermana, pues estábamos en un lugar donde nos habían acusado de algo injusto, y que creíamos nadie nos quería.

-Gracias a esos padres, la verdad se había aclarado. Pero, también comprendimos que Martha y sus hermanas no nos querían, y que nos teníamos que cuidar de ellas. A partir de ese día, Martha estuvo una semana sin recreo, los mismos días que habíamos estado nosotras.