Éxodo 40

Moisés recibió instrucciones del Señor para levantar el tabernáculo y colocar dentro todos los elementos sagrados, como el arca del pacto, la mesa, el candelabro y el altar de oro. También debía consagrar todo el mobiliario y ungir a Aarón y sus hijos como sacerdotes. Moisés cumplió todas estas órdenes cuidadosamente, levantando el tabernáculo y colocando cada elemento según las instrucciones divinas. Cuando todo estuvo en su lugar, la gloria del Señor llenó el tabernáculo, impidiendo que Moisés entrara. Esta señal divina guiaba al pueblo de Israel en su viaje: cuando la nube se levantaba, marchaban; cuando permanecía, se quedaban. Durante el día, la nube estaba sobre el tabernáculo, y por la noche, se iluminaba con fuego, lo que indicaba la presencia continua del Señor entre su pueblo durante sus viajes.