Capítulo 17 - Annabeth

Tenemos una enorme habitación, una cama mullida y comida caliente.

Annabeth: -Lobel, ¿seguro que quieres dormir en el piso?

Lobel: -Los Espíritus no dormimos. Vigilaré, no me fío de esa Bruja.

Annabeth: -Jajaja, es porque casi te tima. Shhh… shhh… cierra tus ojitos, Crow… duerme mi niño… y sueña…

Como cada noche, le he cantado una nana a Crow para que se duerma, es un pequeño consentido.

Mañana será un nuevo día.

En cuanto salió el sol baje al primer piso para ayudar hacer el desayuno.

Sassaba: -¿Solo leche?

Annabeth: -Sí, no quiere comer nada más.

Sassaba: -Que raro.

Sassaba y yo nos la pasamos hablando de las curiosidades y ternuras de Crow. También le conté un poco sobre mis días trabajando con la señora Winter.

Annabeth: -Sassaba, antes de empezar el trabajo quería saber ¿para qué vas a usar los Cristales Mágicos?

Su silencio me hizo dar cuenta que esta es una pregunta difícil para ella.

Sassaba: -Debido a mi Contrato con un Espíritu, he consumido más de la mitad de toda la energía de mi Núcleo. Y hacer hechizos simples me es agotador.

Annabeth: -Entonces tú también sufrías el desgaste de maná… ¿Y estás estudiando la manera de reponerlo?

Sassaba: -No. Ya no puedo reponerlo. Soy una Bruja con su Núcleo roto.

No puede ser… Cuando nuestro Núcleo Mágico se rompe, es la muerte de nuestra magia. Y aun así ella fue reconocida como la Bruja Espiritual del Norte.

Sassaba: -Deja de mirarme como si miraras a un moribundo. He salido ganando. A cambio de la mitad de mi Núcleo, los Espíritus trabajan para mí. Es una buena compensación. Solo que a veces quiero hacer un poco de hechicería para hacer mi vida más sencilla, y los Espíritus se niegan obedecerme porque lo consideran un desgasto innecesario.

Annabeth: -¿Qué tipo de hechizos?

Sassaba: -Gólems. Ya estoy vieja, si el mortero se moviera por su cuenta me ahorraría mucho esfuerzo. O quizás un muerto viviente para que me ayude con los quehaceres. Pero controlar fantasmas no se me da bien.

Annabeth: -Yo le doy una solución: Consígase una aprendiz.

Sassaba: -No tengo tanto tiempo libre, ni paciencia.

Liliana, amiga mía, admiro tu devoción y paciencia con tu maestra.

Annabeth: -Algún día cambiará de parecer, algún día. Jajaja. Bueno, creo que tengo una idea. ¡Manos a la obra! Lobel, daremos un paseo y necesitamos que nos lleves.

Lobel: -¡Sí!

Sassaba: -¿No las vas hacer aquí?

Annabeth: -No, necesito algunos materiales y si lo hago entre la naturaleza mucho mejor. Ya verá los resultados. ¡Rápido, Crow! Tú también vienes.

En cuanto terminamos el desayuno salimos de la ciudad con la ayuda de Lobel, luego fuimos hasta una cascada lejos de toda vida humana.

Lobel: -¿Qué buscas?

Annabeth: -Gemas de río. Son piedras de colores con más energía que el resto.

Lobel: -¿Importa el tamaño?

Annabeth: -No.

Crow y yo buscamos desde la orilla, mientras Lobel se sumerge en el agua con el resto de sus amigos Espíritus.

Annabeth y Lobel: -¡Qué frío!

Gritamos al terminar nuestra recolección. Obviamente Lobel nos superó en número de gemas encontradas, pero Crow y yo también hicimos nuestra parte.

Annabeth: -No sabía que los Espíritus podían sentir frío. Acércate más al fuego.

Lobel: -Eso depende del gusto de cada uno. Yo prefiero el sol y los lugares húmedos. No porque viva en una montaña helada significa que me guste el frío, ¿algún problema con ello?

Annabeth: -No, eso solo te hace único. Está bien tener cosas que nos desagradan.

Su silbido me dice que mi comentario le ha alegrado.

Luego de calentarnos unas horas frente al fuego, reanudamos el trabajo.

Annabeth: -Las dividiremos por elemento y afinidad. Por ejemplo, estás van más con el tipo tierra, estás con el elemento agua y estás son buenas atrayendo la luz.

Lobel: -¡Comprendo, déjamelo a mí!

Con mi guía y los buenos ojos de Lobel terminamos antes del almuerzo.

Annabeth: -Me siento mal por comer yo sola, Crow, ¿seguro que no quieres leche?

Lobel: -No le insistas, él está muy lleno.

Annabeth: -Lo sé… incluso yo no tengo mucho apetito.