Capítulo 26 - Raziel

Raziel: -¿Podemos hablar?

Le pregunto al blanco Espíritu que mira hacia el horizonte.

Desde la entrada de la cueva, la vista del temible ejército conformado por millones de Demonios que rodea la montaña es atroz, pero no tenemos miedo. Esas bestias del averno no pueden cruzar el Divina Barrera de la Señora.

No importa cuántas veces lo vea, nunca dejó de sorprenderme y maravillarme con la grandeza de la Señora. Una simple Bendición suya ha hecho un hueco en este macabro cielo para darnos un cielo azul y ha convertido una montaña helada en un verde jardín.

Todo dentro de la Barrera Divina es un paraíso, y lo de afuera no es más que el infierno.

Y en este paraíso verde, los últimos Brujos y Brujas que soportaron las penurias de una miserable vida caminaron y lo disfrutaron por última vez.

Ellos no temen, tienen fe, que ese inmenso ejército Demoniaco no puede hacerles daño.

Es hoy, es ahora, es este el momento de grabar por última vez en sus ojos y Almas el más grato recuerdo que tendrán antes de morir.

Yo también lo recordaré.

El llanto de los más ancianos que lloran por volver a ver un césped verde.

La alegría de los niños al oler las flores que nunca han visto.

Las mujeres que ríen con pesar al enseñar a sus pequeños hijos a caminar sobre el pasto.

Los inocentes bebés que se quedaron maravillados al ver el sol sobre sus cabezas.

Incluso Liliana se ha echado a tomar una siesta sobre esa cama verde llena de flores.

Sí, sin duda alguna… este es un recuerdo que nunca quiero olvidar.

Raziel: -Castalia, ve con ellos, sé que eso deseas.

Lo veo en tus ojos.

Esta niña que me sigue a todos lados como mi sombra, tiene el deber de grabarme, para que no pueda hacer nada sospechoso.

Castalia: -No, estoy bien.

Es necia, y ambos comprendemos la importancia de su trabajo.

Raziel: -Estaré con Álamo, él me vigilará. Puedes dejar la esfera prendida, será rápido.

Álamo: -Ve.

La orden seca de Álamo la ha convencido.

Castalia dejó la Esfera de Comunicación prendida sobre una roca, a una esquina de la entrada antes de irse corriendo hacia el césped.

Raziel: -Gracias.

Le digo, pero ni reacciona. Él es como una roca inmóvil que mira el horizonte.

Es un desperdicio que un rostro tan hermoso sea tan tieso y amargado.

Raziel: -Álamo.

Álamo: -No pienso involucrarme más que esto. Perderás tu tiempo tratando de convencerme.

Ni siquiera me miras.

No soy algo digno de ver a tus ojos.

Raziel: -Esa no era mi intensión. Solo vine a preguntar… ¿Cómo elimino el Aura Divina del Dios de la Luz?

Al fin una mirada.

Raziel: -No soy tonto, Álamo. Una vez regrese al pasado, deberé enfrentarme al Aura Divina del Dios de la Luz.

Tengo esa certeza, porque la Inquisición lo ha estado usando para sellar las Almas de las Brujas y Brujos.

Raziel: -Ahora tengo a Ran para ayudarme, pero una vez regrese al pasado ya no será así. Deberé enfrentarlo por mí mismo, y no tengo la completa confianza de poder hacerlo. Me gustaría borrarlo por completo… pero eso es algo que no puedo hacer.

No soy tan poderoso para algo así.

Álamo: -Solo las criaturas perfectas podemos soportar el Aura Divina de los Dioses.

Raziel: -Los Espíritus… Entonces… supongo que seguiré molestando a mi hermano Lobelia un poco más.

El Lobelia del pasado no estará corrompido por el Aura Demoniaca, eso será favorable para nosotros.

Álamo: -Espíritu idiota… dejarse usar por un Demonio.

Raziel: -No lo uso y no es idiota. Jajaja, en realidad, él es como tú, altanero y amargado, es solo… que llegamos a entendernos al pasar tanto tiempo juntos.

Los primeros años al lado de mi hermano estaba lleno de insultos y mofas. No nos llevábamos nada bien, pero eso fue cambiando poco a poco.

Raziel: -Quizás algún día… puedas tú también verlo, Álamo. Aunque no seamos perfectos, nuestros corazones pueden llegar a entenderse. Solo tienes darnos la oportunidad de conocernos.

Arrugó su ceño, eso es algo, parece que su mirada ahora se centra en las Brujas y no en los Demonios.

Álamo: -Ya tienes la respuesta que querías, ahora vete. Ve y disfruta tu último día de vida.